Las traducciones me son más difíciles de leer, más cuando reúnen frases en diferentes idiomas, Einen ist keinen; Muss es sein? Es muss sein! Es muss sein! Entre el tiempo en el que analizamos el significado de origen, aquel sentido que busco Milan Kundera expresar a través de una historia de contradicciones, las palabras se vuelven el peor enemigo del lector. Las traducciones buscan aproximarse al sentido verdadero de la palabra, en muchos casos la exactitud no es una buena aliada, se podrán malinterpretar o dejar vacíos que la obra pudo ofrecer, este es mi gran dilema de las traducciones.
No es vivir confinado en el español, aunque tengo noción del inglés norteamericano, alemán, portugués y francés, no dejan de ser nociones, y el libro está en checo, multiplicando la imposibilidad de poder entender la versión original sin alguna interpretación de por medio. La traducción es de Fernando Valenzuela, si no llegara a entender el significado completo de la obra (el cual espero exista) sin duda seria por mi falta de conocimientos del idiomas checo, aunque sería pretencioso de mi parte querer aprender gran cantidad de idiomas para poder entender las obras universales que existen, los limites son mentales y aunque el tiempo es relativo, tardaría unos buenos años en leer excelentes títulos en su idioma original. Me veo en la necesidad momentánea (espero) de leer la traducción.
Otra de las dificultades que encuentro para una lectura precisa son los usos y costumbres del país de origen, soy del continente americano, por ende tengo grandes diferencias con el resto de países de mi continente y los demás, el traductor tiene gran dificultad en encontrar sentidos similares a frases específicas de algunas regiones, enunciados compuestos que pueden sonar descabellados pero que tienen un porque y un significado preciso. He aquí las dificultades que encuentro en este tipo de lecturas, aunque también puede ser una manía sin mayor sentido para la mayoría, pero de gran significado para mí.